El conejo y el león

Photo by Gary Bendig on Unsplash

EL conejo era un animal muy pequeño, pero tan astuto, que ni aun el león podía competir con él. Robó una vez el león un cervatillo a una cierva y no quería devolverlo. La cierva pidió ayuda a los grandes animales; pero éstos temían al león. Entonces acudió al conejo y éste le dijo:

               – Di a todos los animales que se reúnan en consejo mañana delante de mi madriguera para juzgar el caso.

Entretanto, el conejo excavó un largo pasaje subterráneo desde su madriguera a otra salida escondida tras un arbusto distante. Los animales se reunieron en consejo y después de escuchar el caso, declararon que el cervatillo era hijo del león. Ninguno de ellos se atrevió a decir la verdad, porque temían al león que los miraba con fieros ojos. Pero el conejo asomó la cabecita por su madriguera y gritó osadamente al león, con voz chillona:

               – ¡Pamplinas! el cervatillo es de la cierva. ¡El león es un malvado ladrón!

Lanzóse el león hacia él, pero el conejo retrocedió rápido, y cruzando el pasaje salió por detrás del arbusto y escapo.

               – Le mataré de hambre – rugió el león

Y esperó, y esperó cerca de la madriguera a que saliese el conejo. Día tras día, se adelgazaba y debilitaba, pero no quería ceder porque pensaba que, si se retiraba para busca de alimento, se escaparía el conejo. Así es que allí permaneció hasta que murió de hambre, y entonces la cierva pudo recobrar su amado cervatillo.

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