El ladrón y el perro

Entrando de noche un ladrón en una casa, empezó a ladrar el perro que había en ella, y para que callase le echó un pedazo de pan. Díjole entonces el perro:

– ¿Por qué me das este pan? ¿Me lo das para hacerme un obsequio o para engañarme? Si matas o robas a mi amo y a su familia, aunque ahora me des pan para que calle, luego tendré que morirme de hambre, por lo que más me conviene ladrar y despertarlos que comerme el pedazo de pan que me ofreces.

Muchos arriesgan la vida por un fútil beneficio. El que no tiene prudencia abandona lo mucho por lo poco. Siempre deben infundir sospecha los beneficios de los malvados.

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