El rey que fue a Cachemira

MUCHOS años ha, un príncipe y una princesa de la India se enamoraron uno de otro; pero sus padres estaban en guerra, y no querían dejarles casar. Entonces los enamorados se escaparon juntos y se ocultaron en un espeso bosque.

Mas he aquí que, cuando por la noche estaba el príncipe buscando alimento un bandolero se llevó a la princesa. Una vez en su cueva, metió en ella, a la joven y se echó a dormir; ella se levantó, ató fuertemente al ladrón, y, disfrazándose con su traje, montó a caballo y corrió en busca del príncipe.

Cabalgó toda la noche sin encontrarle, y a la mañana siguiente llegó a la gran ciudad de Cachemira. Estaban sus calles llenas de gente que contemplaba ansiosamente un elefante. Era la causa de ello que el rey de la ciudad y toda su familia había muerto, y el pueblo deseaba encontrar un nuevo rey que los gobernase. Ahora bien, era creencia común en la India que un elefante en libertad podía indicar quién era de sangre real y por esto habían dejado suelto a uno de estos animales, en espera de que reconociese al futuro monarca.

Con gran sorpresa de todos, el animal se dirigió a la princesa disfrazada y se arrodilló ante ella. El pueblo rompió en gritos de alegría y conduciéndola al palacio la coronó rey. Púsose ella vestiduras reales, y nadie pensó que no fuese hombre.

Pero cuando un día el príncipe pasó por la ciudad en su busca dijo al pueblo la verdad: éste, contento con su sabia dirección no mostró disgusto alguno, sino que hizo rey al príncipe, el cual se casó con la princesa, que siguió ciñendo la corona real.

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